La recolección

La trufa negra de Teruel

 

 

La recolección de trufa de Teruel: el perro trufero

La trufa de Teruel, al ser un hongo hipogeo o subterráneo, se recolecta con perros adiestrados previamente para esta difícil tarea. Pueden ser perros de diferentes razas o cruces entre varias, tales como los de grifón, drahthaar, braco, pointer, etc.

El perro tiene que ser joven, de carácter afable y obediente, a ser posible de tamaño medio y pelo duro para resistir mejor las bajas temperaturas del invierno y el roce continuo contra las matas.

No es tarea fácil el adiestramiento de un perro para la búsqueda de la trufa; hay que armarse de paciencia y no desanimarse, ya que hay que dedicarle mucho tiempo a este menester y muchas veces no conseguiremos los objetivos que en principio nos habíamos propuesto.

 

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El adiestramiento del perro comienza con juegos; se trata de ir tirando objetos (los mejores resultados se obtienen con pelotas hechas con trapos y un pequeño trozo de trufa escondido en su interior) y a su vez se le van dando órdenes para que nos los traiga a las manos.

Hay que estimular al animal, dando de comer a éste pequeños trozos de trufa, para que se vaya familiarizando con el aroma del preciado hongo.

Posteriormente, iremos escondiendo trufas debajo de la tierra unas horas antes de comenzar el adiestramiento diario. Esto se hace para conseguir que el aroma de la trufa se impregne en la tierra y se asemeje a las condiciones reales de la naturaleza.

En el momento de comenzar el adiestramiento diario, se lleva al perro hacia el lugar donde escondimos las trufas unas horas antes, entonces animaremos al animal a que busque y rasque en la tierra. Cuando el perro encuentre la trufa, le enseñamos la trufa y dejaremos que la huela, le acariciaremos y entregaremos la recompensa,  bien un trozo de pan seco, porciones muy pequeñas de queso, pienso granulado ó incluso un trozo de su comida favorita.

Hay que estimular al animal con caricias y juegos, no debemos forzarlo demasiado, puesto que se puede cansar. Poco a poco irá conociendo el aroma de la trufa y tardará dos o tres años hasta que sea un profesional en la búsqueda de tan preciado hongo.

Es muy gratificante ver como un perro busca trufas en las plantaciones, va dando vueltas alrededor de los árboles productores con la nariz pegada al suelo, hasta que detecta dónde se encuentra la trufa madura, rasca en la tierra con las patas delanteras hasta  que se le da la orden de parar.

El recolector extrae la trufa con ayuda de machetes especiales, machetes estrechos que no sean punzantes, donde cavará cuidadosamente y desenterrará la trufa, volviendo a tapar el pozo formado con la misma tierra extraída, la enseñará a su perro y le dará la recompensa. Es conveniente dejar parte de la producción de trufa sin sacar para asegurar la dispersión de las esporas.

Hasta que la trufa no está suficientemente madura, el perro no la detecta, ya que puede pasar muchas veces junto a ella y no nos hará la muestra que indica donde está la trufa.

El recolector o buscador y el perro deben tener una buena relación y gran entendimiento entre sí.